A medida que nos acercamos a mediados de esta década, los directores ejecutivos siguen enfrentándose a decisiones cruciales, como priorizar las prácticas ecológicas o arriesgarse a quedarse atrás. Los directores ejecutivos del sector manufacturero deben adoptar un enfoque holístico e integrado que equilibre la gestión del riesgo climático con la justicia ambiental para abordar el cambio climático de frente. La justicia ambiental implica garantizar la igualdad de protección contra los riesgos ambientales y el acceso a la toma de decisiones para todas las personas, abordar la contaminación y el acceso a aire y agua limpios, independientemente de la raza, el color, el origen o los ingresos.
Como el sector más contaminante del mundo, responsable de una quinta parte de las emisiones mundiales de carbonoLa industria manufacturera desempeña un papel fundamental en el avance de la agenda de sostenibilidad al abordar la justicia ambiental y la transición climática de forma conjunta.
Lamentablemente, el cambio climático afecta desproporcionadamente a las comunidades marginadas, profundizando aún más las desigualdades sociales y económicas. Los líderes actuales son responsables de abordar la relación entre el riesgo climático y la justicia ambiental, así como de desarrollar soluciones equitativas que beneficien al medio ambiente, las comunidades y las empresas. Como se mencionó en un artículo anterior, las consecuencias de no hacerlo pueden ser catastróficas.
Las transiciones climáticas presentan tanto oportunidades como desafíos
Por un lado, los fabricantes necesitan reducir urgentemente las emisiones y hacer la transición a tecnologías más limpias, como tecnologías limpias o tecnologías de final de tubería—lo cual puede reducir la huella de carbono de un fabricante, mejorar la competitividad y reducir los costos. Sin embargo, la transición a prácticas y tecnologías comerciales más ecológicas también puede perturbar los mercados laborales y las cadenas de suministro existentes, dificultando el equilibrio entre la gestión del riesgo climático y la justicia ambiental.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) se refiere a la interrupción como “destrucción creativa" y sostiene que, a medida que nuevos sistemas y tecnologías reemplacen a los antiguos para ser más ecológicos, habrá ganadores y perdedores.
Por ejemplo, abandonar los combustibles fósiles podría afectar a las comunidades que dependen de las industrias tradicionales, lo que provocaría la pérdida de empleos y la inestabilidad económica. La transición a las energías renovables podría afectar a las zonas rurales donde se concentran los empleos en la producción de energía, lo que podría provocar la emigración de mano de obra cualificada y un declive económico si los gobiernos locales y los responsables políticos no brindan la capacitación y el apoyo adecuados.
Es un acto de equilibrio.
No existe una transición sencilla ni fluida durante un cambio tan disruptivo. Algunos argumentan que la idea de una «transición justa» es un mito. El concepto de “transiciones justas” apareció por primera vez en América del Norte En la década de 1980, utilizado por los sindicatos, se ha convertido en un elemento fundamental de los debates sobre los riesgos de la transición climática y la justicia ambiental. Es un concepto ambicioso, pero difícil de implementar. Cualquier transición separa a los líderes de la industria de los últimos contendientes: las empresas y los responsables políticos pueden intentar mitigar el impacto, pero evitar cualquier influencia negativa es imposible.
Esta complejidad de equilibrar la acción climática y la justicia ambiental no es solo teórica, sino evidente en el mundo real. Por ejemplo, un estudio reciente reveló que 54 por ciento De todos los proyectos de extracción de minerales de transición energética en Australia, se superponen con tierras de pueblos indígenas. Se necesitan minerales específicos para una transición sostenible, como el litio para baterías de vehículos eléctricos, pero la cuestión de cómo extraer estos minerales considerando el bienestar de las comunidades locales es compleja.
Los fabricantes deben identificar proactivamente los riesgos climáticos al desarrollar planes para mitigar los impactos de la transición climática en las comunidades marginadas. La pregunta clave para los líderes es: ¿cómo pueden las empresas garantizar que la transición climática se gestione con cuidado para minimizar el impacto en las poblaciones marginadas?
Navegando la transición climática y la justicia ambiental: estrategias para fabricantes
Las transiciones climáticas pueden provocar el cierre de fábricas y minas, como lo demuestran los planes de Australia de cerrar sus centrales eléctricas de carbón. El futuro es inminente, y los responsables políticos están extrayendo lecciones del cierre relativamente reciente de su industria automotriz. Aunque no está relacionado con la transición climática, este cierre ofrece lecciones útiles sobre cómo conciliar los objetivos de una transición con el bienestar de las comunidades.
Entre 2013 y 2017, importantes fabricantes como Ford, Holden y Toyota interrumpieron la producción local en el sur de Australia, principalmente debido al aumento de los costos, la competencia global y una transición hacia vehículos eléctricos y de mayor eficiencia de combustible. 100.000 personas perdieron sus empleos, impactando las cadenas de suministro y las comunidades que dependían en gran medida del sector automotriz. Los fabricantes deben tomar cartas en el asunto y estar atentos para afrontar transiciones similares con mayor eficacia. A continuación, exploramos estrategias que ofrecen apoyo:
Crear comités de planificación de la transición
Formar comités locales que incluyan líderes comunitarios, trabajadores y empresas para desarrollar y supervisar de forma colaborativa los planes de transición, garantizando que se integren las perspectivas locales.
Realice la transición con cuidado
La prolongación del plazo de cierre permitió a los trabajadores, las familias y las empresas prepararse para la inminente reestructuración. Las empresas de la cadena de suministro pudieron elaborar estrategias, diversificar su oferta y buscar nuevos clientes.
Mantener a las personas en el centro
De Holden “centro de transición”, establecido en 2014, ofreció apoyo en un momento difícil. El centro proporcionó información sobre vida saludable, salud mental y recursos de educación financiera, extendiendo sus servicios a toda la cadena de suministro para responder a las necesidades más amplias de la comunidad.
Capacitar y mejorar las habilidades de los empleados
Toyota Se asignó un presupuesto considerable para capacitación y apoyo de transición durante cuatro años, que se extendió seis meses después del cierre. Se encuestó a los 4000 empleados para determinar si deseaban quedarse o irse, y se les animó a crear activamente planes de transición personales.
Los desafíos de la transición son inminentes, pero deben gestionarse
Tanto la transición climática como la justicia ambiental son esenciales para crear un futuro sostenible. Los fabricantes desempeñan un papel crucial en el equilibrio entre estos objetivos y, si bien existen desafíos, la planificación proactiva y la participación comunitaria pueden marcar una diferencia significativa.
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